Cuando recordamos los sueños.

Pocas veces recordamos los sueños que hemos tenido, pero cuando lo hacemos nos damos cuenta que suelen ser historias sin mucho sentido, situaciones raras, absurdas y extravagantes.

Nuestro cerebro es tan complejo como extraordinario. Lo comparo con mi televisor Oled, que cuando lo apago se pone en modo «mantenimiento de pantalla», momento en que reordena sus píxeles como si fuera un tetris. Cuando soñamos es como si toda la información que almacenamos a diario, o lo más reciente, incluso cosas que nos han marcado, componen una «película» absurda que al despertar tiene muy poco sentido. Quizá cuando despertamos es cuando todo ese batiburrillo se ordena.

Por ejemplo, anoche soñé que estaba en un sitio que visité recientemente y aparecían dos personas, una a la que quiero y me tiene y otra que me quiere y no me tiene. El que me quiere y no me tiene vino a buscarme para que fuera con él y un grupo de gente, pero yo tenía en mente ir a por quien me quiere y me tiene. Me di cuenta que iba en pijama y tenía que vestirme y arreglarme, lavarme el pelo y pintarme los labios, para mostrarme atractiva para él. Pero de repente y sin razón viajo con alguien que no conozco y acabo en una ciudad que tenía pensado visitar y no lo hice (Benidorm). Luego, estaba en casa de esa persona desconocida donde habían dos mascotas, las cuales relaciono a las de un familiar que las tiene, y con ellas (las mascotas, que luego resultan ser unas amigas mías) decidimos volver al punto de partida, pero no sabemos cómo. No tenemos medios y pensamos en buscar un bus que nos traslade.

En una ciudad muy próxima, Alicante, hace mucho tiempo, estuve con unas amigas y tuvimos problemas para regresar a casa por perder el último tren y tener que regresar en autobús. En mi sueño yo estoy buscando la estación de autobuses de aquel suceso, que seguramente me marcó. En mi mente estoy todo el tiempo pensando que quizá va a ser complicado encontrar el bus y que este nos lleve, pero confío en mi buena suerte. En la búsqueda de ese bus nos encontramos con una explanada y un camión girando alrededor de unas estructuras metálicas, y eso lo asocio a una situación que se da en mi vida cotidiana, porque por donde vivo, cerca, hay un parking de camiones que para acceder han de girar una rotonda.

Toda esa información está en mi cabeza, y en mi sueño se mezcla de forma desordenada creando una historia con muy poco sentido. Además, cuanto más deseas que no ocurra algo, como que tu persona querida te vea sin arreglar o con el pelo sucio, más imposible es solucionarlo. Recuerdo un sueño que de adolescente se me repetía mucho: yo iba andando hasta donde había quedado con mis amigas para ir a la discoteca y de repente iba caminando con las zapatillas de andar por casa. Yo quería volver a casa a cambiarlas por mis zapatos, pero mis pasos solo avanzaban hacia adelante y no podía hacer nada.

A veces queremos encontrar señales o «mensajes del universo» y descifrar esos sueños. No creo que sean presagio de nada, solo son cosas, sucesos, temores, secuelas, que se magnifican y manifiestan cuando no puedes controlarlo, y es cuando el cerebro está descansando. Una vez supe que estaba enamorada de alguien simplemente porque lo soñé y me gustó vivir aquella experiencia. Los sueños son tan reales como la vida misma. Es por ello que cuando soñamos con personas ya desaparecidas es como volver a sentirlas vivas. Ojalá pudiésemos soñar a la carta con nuestras personas favoritas.

Nota: Estos pensamientos no tienen base científica, solo son mis teorías y conclusiones. Gracias.

Foto: San Carles de la Rápita. Puente «candados del amor»

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