No hay otra igual, mi princesa tiene un «ángel» especial, es la única e irrepetible, no tiene rival, se mueve delante de la cámara como pez en el agua, y a mí me da hecho el trabajo. Pero es que con esa carita y esos ojos sonrientes, qué más puedo pedir? pues nada, caer rendida a sus pies con un buen charco de babas jaja